Para la colección Ketch, Jean-Marie Massaud se inspiró en el mundo náutico. Como una vela tendida entre los dos mástiles de un barco, el respaldo flexible de los sofás y de la butaca se apoya en una estructura sencilla y sólida de iroko macizo, una madera muy resistente, tratada con hidroaceites que conservan su belleza a lo largo del tiempo. Los cojines, realizados en materiales y tejidos específicos para exterior, son generosos y confortables. En la versión con dosel, las patas del sofá se extienden para crear una microarquitectura equipada con cortinas, un rincón íntimo, discreto y protegido.





